Cuando un cuervo se siente enfermo, se dirige directamente a un nido de hormigas… no para comer, sino para burlar a las hormigas. Sacude su cuerpo, pelusa sus plumas, extiende sus alas, y se queda quieto mientras las hormigas suben sobre él. A medida que enjambres a través de sus plumas, las hormigas enojadas liberan ácido fórmico, un químico natural que mata bacterias, ácaros y parásitos que se esconden en el cuerpo del cuervo.
El cuervo sabe exactamente lo que está haciendo. Este ritual, llamado “antar”
“, es su forma natural de curar. A
veces incluso recogen hormigas con sus picos y se las frotan directamente sobre sus plumas como medicina.
Sin veterinario, sin pastillas, solo instinto. La naturaleza les dio la CURA mucho antes de que inventáramos una.
Cosas de la vida Alicia Rubio Rodriguez
El Último Gladiador.