Se llama honeyguide y tiene un trato muy específico con ciertas tribus africanas como los Yao en Mozambique. El proceso es fascinante: los humanos emiten un sonido especial, algo como ‘brr-hm’, y el pájaro lo reconoce perfectamente.
Cuando el ave escucha esta ‘llamada comercial’, responde con su propio canto y comienza a volar de árbol en árbol, guiando a los humanos directamente hasta las colmenas silvestres. Es como tener un GPS natural especializado en miel.
Y aquí viene lo más increíble: una vez que los humanos extraen la miel usando humo para alejar a las abejas, el pájaro reclama su parte del trato. Se queda con la cera y otros restos del panal, que son exactamente lo que necesita pero no puede conseguir solo.
Esta alianza ancestral lleva miles de años funcionando. Ambas especies han aprendido un ‘idioma común’ que se transmite de generación en generación.
Quien diría que los mejores negocios de la naturaleza no necesitan contratos escritos, solo confianza mutua y beneficio compartido.
