En sus primeras declaraciones tras asumir como Comandante General de la Policía Nacional del Perú (PNP), el general Óscar Arriola confirmó una de las mayores preocupaciones ciudadanas: la infiltración de efectivos policiales en organizaciones criminales. En una entrevista con la periodista Milagros Leiva, Arriola no solo reconoció la existencia de malos elementos en la institución, sino que reveló que recibió una instrucción directa de la presidenta Dina Boluarte: actuar con “mano dura”.
“Totalmente, y son capturados”, respondió de forma tajante cuando se le preguntó si había malos policías vinculados al caso de Erick Moreno Hernández, alias ‘El Monstruo’, cabecilla de la organización criminal ‘Los Injertos del Cono Norte’, capturado días atrás en Paraguay. “Hasta ahora van capturados siete de la organización de ‘El Monstruo’, de un total de 78 miembros”, precisó.
El reconocimiento por parte del más alto mando de la PNP confirma las denuncias sobre la corrupción interna que permitió a bandas criminales operar con apoyo desde dentro de la propia fuerza del orden. Se trata de un tema sensible que, hasta ahora, había sido abordado con reticencia por anteriores gestiones.
En ese contexto, Arriola reveló que la presidenta Dina Boluarte le dio una orden clara y contundente apenas asumió el cargo. “A la interna me ha dicho: ‘general Arriola, mano dura contra la criminalidad organizada, la delincuencia’”, declaró. Ante la pregunta de si le temblaría la mano para cumplir aquella instrucción, el general fue enfático: “Nunca me ha temblado la mano. Jamás me ha temblado la mano”.
La afirmación no solo busca enviar un mensaje firme a las organizaciones criminales, sino también al interior de la propia Policía, donde ya se identificaron casos de corrupción, encubrimiento y colaboración con bandas delictivas. El caso de ‘El Monstruo’ es solo uno de los ejemplos más visibles.
Óscar Arriola, reconocido por su experiencia en inteligencia policial, asume el liderazgo de la PNP en un momento crítico, marcado por el incremento de la inseguridad ciudadana y el avance del crimen organizado en distintas regiones del país.
El reto, sin embargo, no se limita a capturar delincuentes. Implica también una depuración interna en la Policía Nacional, que —según las propias palabras del nuevo comandante— ya está en marcha. Las próximas semanas serán clave para evaluar si la “mano dura” prometida se traduce en acciones concretas y sostenibles en la lucha contra el crimen.