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La hormiga sigue caminando.
Pero… su cabeza ya no está unida al cuerpo.
Una mosca forida puso un huevo en su interior.
La larva nació… y comenzó a subir,
alimentándose desde adentro,
evitando los órganos vitales…
para que la hormiga no dejara de moverse.
Cuando llegó al cuello,
devoró los músculos,
y con precisión quirúrgica…
separó la cabeza.
Ahora, la larva vive dentro del cráneo.
Un cascarón hueco…
un refugio perfecto.
Se transforma en pupa, protegida por lo que destruyó.







